Alquilar tu propiedad puede ser una excelente forma de generar ingresos, pero para que sea un éxito, es fundamental elegir al inquilino adecuado. Idealmente, buscas a alguien que pague puntualmente, respete las normas de convivencia y permanezca en la vivienda durante el tiempo acordado. Sin embargo, no siempre es fácil identificar posibles problemas antes de que ocurran.
En este artículo, exploraremos el concepto de "inquiokupación", analizaremos los riesgos de impago en el alquiler y te daremos consejos clave para protegerte.
La "inquiokupación" se refiere a una situación en la que una persona alquila legalmente una vivienda mediante un contrato, pero con intenciones ocultas. Por lo general, estos inquilinos pagan las primeras mensualidades, pero luego dejan de hacerlo, amparándose en situaciones legales que dificultan su desalojo.
A menudo, los inquiokupas aparentan ser candidatos ideales: cuentan con documentación que respalda su solvencia y ofrecen una buena impresión inicial. Sin embargo, estas apariencias pueden ser engañosas, dejando al propietario enfrentando meses o incluso años de problemas legales y económicos.
Aunque ambos términos implican el uso indebido de una vivienda, existen diferencias clave:
Los casos de impago en los alquileres no son tan frecuentes como los medios de comunicación pueden hacer parecer, pero tampoco son inexistentes. Según datos recientes, la tasa de morosidad en España rondó el 5,7% en 2021, un porcentaje influido en parte por las dificultades económicas derivadas de la pandemia.
Aunque la mayoría de los inquilinos cumplen con sus obligaciones, no está de más tomar precauciones para minimizar riesgos, tal como hacemos con un seguro de coche o vivienda.
Aunque no existe una fórmula infalible, estas señales pueden ayudarte a identificar a un inquilino potencialmente problemático:
Para prevenir problemas, es mejor ser proactivo desde el principio. Estas medidas pueden ayudarte a garantizar un arrendamiento seguro:
1. Consulta bases de datos de inquilinos morosos
En España, existen ficheros como el de FIM Ibérica, que recopilan información sobre inquilinos con antecedentes de impagos. Consultar esta base de datos (previo pago de una tarifa) o solicitar este servicio a una inmobiliaria puede ahorrarte dolores de cabeza.
2. Documenta el estado de la vivienda
Antes de entregar la vivienda, realiza un inventario detallado acompañado de fotografías que reflejen su estado. Esto incluye muebles, electrodomésticos y otros elementos. Este registro será crucial si necesitas reclamar por daños o pérdidas.
3. Contrata un seguro de impago
Un seguro de impago puede ser una de las mejores inversiones como propietario. Estas pólizas garantizan que recibirás el pago de las mensualidades pendientes en caso de que el inquilino deje de pagar, además de cubrir los costos legales para agilizar un posible desahucio.
Otra opción es solicitar un año de renta por adelantado, algo cada vez más común y que ofrece un colchón adicional de seguridad. Además, muchas aseguradoras realizan un análisis previo de solvencia del candidato, ayudándote a tomar decisiones más informadas.
El alquiler de una vivienda no tiene por qué ser una experiencia complicada si tomas medidas preventivas desde el inicio. Investiga a los posibles inquilinos, protege tu propiedad con contratos sólidos y considera opciones como seguros de impago. Recuerda, actuar con precaución siempre será más efectivo que reaccionar ante problemas una vez que estos ocurren.
Tomar estas precauciones te permitirá disfrutar de los beneficios de alquilar tu propiedad sin preocupaciones innecesarias.